Declaración de Don Juan Tenorio a Doña Inés. Acto IV. Escena III. "No es cierto ángel de amor..." HD
Hago un pequeño homenaje a este gran drama romántico de Jose Zorrilla aportando la escena de la declaración de Don Juan a Doña Inés con el tema "A time for us" del compositor Nino Rota de fondo. Película: Don Juan Tenorio (Estudio 1 (1966) Dirección: Gustavo Pérez Puig. Intérpretes: Francisco Rabal, Concha Velasco, Tota Alba, Fernando Guillén, José María Escuer, Antonio Almorós, Irene Daina, Manuel de Blas, Francisco Dumont, Maruchi Fresno, Julio Goróstegui, Carmen Luján, Juanjo Menéndez, Manuel Peiró, José Sepúlveda, Paco Valladares, Ana María Vidal.) Música: Nino Rota - A time for us (violin & piano) Guión: D. JUAN: ¿A dónde vais, doña Inés? D.ª INÉS: Dejadme salir, don Juan. D. JUAN: ¿Que os deje salir? BRÍGIDA: Señor, sabiendo ya el accidente del fuego, estará impaciente por su hija el comendador. D. JUAN:¡El fuego! ¡Ah! No os dé cuidado por don Gonzalo, que ya dormir tranquilo le hará el mensaje que le he enviado. D.ª INÉS: ¿Le habéis dicho...? D. JUAN: Que os hallabais bajo mi amparo segura, y el aura del campo pura, libre, por fin, respirabais. ¡Cálmate, pues, vida mía! Reposa aquí; y un momento olvida de tu convento la triste cárcel sombría. ¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor, que en esta apartada orilla más pura la luna brilla y se respira mejor? Esta aura que vaga, llena de los sencillos olores de las campesinas flores que brota esa orilla amena; esa agua limpia y serena que atraviesa sin temor la barca del pescador que espera cantando el día, ¿no es cierto, paloma mía, que están respirando amor? Esa armonía que el viento recoge entre esos millares de floridos olivares, que agita con manso aliento; ese dulcísimo acento con que trina el ruiseñor de sus copas morador, llamando al cercano día, ¿no es verdad, gacela mía, que están respirando amor? Y estas palabras que están filtrando insensiblemente tu corazón, ya pendiente de los labios de don Juan, y cuyas ideas van inflamando en su interior un fuego germinador no encendido todavía, ¿no es verdad, estrella mía, que están respirando amor? Y esas dos líquidas perlas que se desprenden tranquilas de tus radiantes pupilas convidándome a beberlas, evaporarse, a no verlas, de sí mismas al calor; y ese encendido color que en tu semblante no había, ¿no es verdad, hermosa mía, que están respirando amor? ¡Oh! Sí. bellísima Inés, espejo y luz de mis ojos; escucharme sin enojos, como lo haces, amor es: mira aquí a tus plantas, pues, todo el altivo rigor de este corazón traidor que rendirse no creía, adorando vida mía, la esclavitud de tu amor. D.ª INÉS: Callad, por Dios, ¡oh, don Juan!, que no podré resistir mucho tiempo sin morir, tan nunca sentido afán. ¡Ah! Callad, por compasión, que oyéndoos, me parece que mi cerebro enloquece, y se arde mi corazón. ¡Ah! Me habéis dado a beber un filtro infernal sin duda, que a rendiros os ayuda la virtud de la mujer. Tal vez poseéis, don Juan, un misterioso amuleto, que a vos me atrae en secreto como irresistible imán. Tal vez Satán puso en vos su vista