Antonio Gasalla - Carlos Perciavalle (Yo no... Y Ud? (1971)) COMPLETO PARTE 1

16.12.2011
Lo saque de http://viejitoschotos2.blogspot.com/2008/04/perciavalle-y-gasalla.html Yo no... incluye doce "canciones". Sin la imagen, el audio de esas pinceladas de humor sarcástico permite reconstruir los hechos: entre vasos de whisky (nunca champagne) y ambiente intimista, el histrionismo de Perciavalle y la acidez crítica de Gasalla interactuaban con un público cómplice. Solo allí, desde la impunidad disfrazada del chiste, se podía codificar a la tontería con nombre y apellido. La secuencia "Los pobres/El gran partido" suena aún hoy revulsivo, acaso porque la extrema seriedad de ese drama que es la pobreza ya fue desmitificada por tantos gobiernos que se rieron de ella. Entonces, mostrar la desmesura de una señora "bien" que estigmatizaba "a esa gente horrible", era un alegato contra la imbecilidad humana, pero despojado de la lógica doctrinaria de la lucha de clases. En un momento, Perciavalle "marca" a alguien del público, a quien agrede: "No se esfuerce, querido, se le nota el barrio, usted es pobre, ¿a qué vino acá?, miralo, se mueve y salpica tuco, Campanelli, Tupamaro, Frenteamplista, ¿a qué ha venido, a espiarnos?". La naturaleza de ese café concert permitía relativizar todos los valores sagrados de la argentinidad. No se salvaban ni Alfonsina Storni, a quien Gasalla definía como "una gran poetisa argentina que desgraciadamente hace tiempo se cayó al agua" (en "El coro"), ni el tango, cantado en inglés ("Chiquilín de Bachín" y "Balada para un loco"), en el Carnegie Hall y en un recital promocionado como "The worst from Argentina". La familia, la sencillez de la gente de las provincias eran despedazadas por Gasalla en "Las casa de mis tías", "un oratorio cantata del interior", y en la época en que todas las historias de amor parecían posibles, ellos elegían el imposible affaire entre Alberto J. Armando y Jacqueline Kennedy. No en vano, el dúo, que luego trascendería (más allá de su talento) por sus peleas, se despedía cantando: "somosinseparables/como las Legrand/y lo que nos tiene unidos/es nuestra horrible maldad". Mezcla de teatro de feria y revista, y con una pizca de los cabarets literarios de Europa, el café concert de Gasalla y Perciavalle, testimonió, en 1971, las claves de un mundo que se transformaba. "A nadie ya le importa otra revolución, si en cinco minutos la dan en televisión", subrayaban.

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