Educación inclusiva en los Centros Educativos de Fe y Alegría Nicaragua
Son las 3 de la mañana y Lester, de 14 años de edad, ya está levantado para ir a moler el maíz...el molino se ubica a siete cuadras de la casa... no es fácil para él, pero debe hacerlo. No hay otra opción. Entre las veredas de la montaña Lester camina hasta siete kilómetros a buscar leña para que el fuego no se apague...en su trayectoria puede recolectar hasta 25 kilogramos en un lugar donde las prohibiciones y los animales salvajes están a la orden del día. Actualmente Lester cursa el sexto grado de Primaria en la Escuela Belén Fe y Alegría en la región norte de Nicaragua, pero en ocasiones se ausenta porque tiene que ir trabajar. Actualmente el 40% de la población estudiantil matriculada en Nicaragua está en condiciones de extra edad, o sea, 4 de cada 10 estudiantes en un aula de clase tiene al menos dos años por encima del promedio regular. Dolores tiene 18 años de ser docente en la Escuela primaria Belén, Fe y Alegría. Este año emprendió el reto de educar a niños y niñas de extra edad. La educación inclusiva en los centros educativos de Fe y Alegría Nicaragua permite integrar a todos los niños, niñas, adolescentes y jóvenes para formar parte de la actividad educativa y social en la escuela así como en la comunidad sin exclusión... Lester por ejemplo, a pesar de su condición de niño trabajador, la escuela le facilita el estudio. Lester ya no piensa en juegos sino en esforzarse para poder comprar una casa para él y su madre. En Nicaragua medio millón de niños, niñas y adolescentes están fuera del Sistema Escolar.El contexto familiar junto a la pobreza obliga a muchos de ellos a sustituir el estudio por el trabajo o a combinarlos. Con esa valiosa herramienta de la educación inclusiva, Fe y Alegría favorece al más necesitado tomando como punto de referencia la calidad entre sus estudiantes, por eso al igual que Carlos en Estelí, Franklin Villalobos es un rostro especial en su escuela San Ignacio de Loyola en Somotillo, municipio ubicado a más de 200 kilómetros de Managua en el departamento de Chinandega. Franklin tiene 15 años, vive con su papá, su hermana menor y con sus abuelos paternos desde que tenía 3 años de edad después que sus padres se separaron. Cada día que inicia, es un nuevo reto para Franklin.... Ayuda en los diferentes quehaceres del hogar y junto a su abuelita, su hermana y resto de la familia, comparten una vida en armonía. Su anhelo de salir adelante divide a Franklin entre el estudiante y el trabajador. Aunque no siempre ocurre, él va a la escuela por la mañana. Franklin trabaja en este puesto de combustible desde la edad de 9 años junto a su abuelo quien es dueño del negocio. El apoyo de Franklin para los ingresos familiares es importante. Muy cerca del negocio de Franklin, su padre tiene otro puesto de venta de combustible. A pesar de relacionarse poco con su hijo, tiene una admiración por él. En la escuela Franklin se destaca entre los mejores alumnos y por sus ganas de salir adelante, Fe y Alegría
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